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lunes, 9 de febrero de 2015

Trabajo en equipo


Se que hemos estado algo desaparecidos debido a la universidad, aun así quiero que sepáis que no nos olvidamos de vosotros y mucho menos de nuestros héroes quiénes han vivido unas cuantas aventuras más y están deseando que las conozcáis. Como siempre, esperamos que disfrutéis su historia :D


A llegar al final, un grupo de cuatro hombres les corta el paso. “¿Qué queréis?” pregunta el que parece el líder. “Buscamos al mago Zacarus.” Responde Cáralos “¿Quién osa perturbar su descanso?” insiste el desconocido. “Solo queremos averiguar que le ha ocurrido.” Repite el mago. “Marchaos si no queréis morir.” Es en ese momento cuando Quarion da un paso adelante y desenvainando la espada intenta intimidarlos. “Seréis vosotros los que acabéis muertos si no nos dejáis pasar.” Fue entonces cuando los desconocidos sacaron sus armas y se echaron sobre los aventureros.
Al comenzar la batalla todo parecía ir bien, a pesar de ser bueno guerreros, sus habilidades no se comparaban a las del grupo de aventureros. Hasta que de golpe, los desconocidos se transformaron ¡Eran polimorfos! Un hombre lobo y tres hombres rata. Las tornas habían cambiado y la batalla se declinaba a favor de los enemigos.
No es hasta que lo héroes observan que lo enemigos sanan sus heridas a gran velocidad que no son conscientes de que combatirlas por separado es inútil. Una vez descubierto el secreto, comienzan a centrarse en atacar en grupo, eliminado rápidamente a todos hasta quedar solos frente al hombre lobo, quien al morir, deja escapar una maldición.
Una vez acabada la batalla, les espera una nueva puerta, la tercera del día, pero esta vez es Quarion quién hace los honores estampando la suela de su bota en ella. Solucionado el asunto, descubren una amplia sala cuadrada alumbrada por antorchas, situadas en cada esquina, y con un altar en el centro donde se alza un cofre. Se disponen a dar un paso adentro, pero Élencor se detiene de pronto. “Fijaros, esas baldosas a los pies del altar son ligeramente diferentes, esto me da mala espina.” “Yo percibo una ligera bruma mágica que proviene de ese cofre.” Añade Cáralos. “¿Por qué no probamos a tirar los cadáveres de esos tipos?” Propone Quarion. Todos asienten y Álesmir vuelve sobre sus pasos, toma al inerte cuerpo del hombre lobo, se acerca al umbral de la puerta y desde allí lanza el cuerpo justo donde el elfo le indica.
En cuento los despojos del muerto tocan el suelo, este se abre con un ruido de engranajes viejos, haciendo desaparecer el cuerpo. “¿Podremos cruzar ya?” pregunta el mago. Sin mediar palabra el semi-elfo lanza otro cuerpo al lado de la trampa ya activada. Otra vez lo mismo, apenas una milésima de segundo y el cuerpo ha desaparecido entre chirridos metálicos. Para asegurarse, Quarion decide lanzar un tercer muerto al altar, el cuerpo impacta, salpicando de sangre y sesos el altar y de la potencia y se escurre por él hasta caer en el pequeño foso que forman las trampas ya activadas. “Parece seguro.” Concluye Élencor.
Las trampas ya estaban neutralizadas, pero un nuevo problema surge, ahora un pequeño foso les separa del altar. El mago prueba a usar su magia y atraerlo, pero pesa demasiado y no se mueve ni un ápice. Tras un debate, el semi-elfo decide arriesgarse a cruzarlo de un salto. Toma carrerilla y cruza por los aires el foso, aterrizando a escasos metros de las manchas que había dejado el cadavérico hombre rata. Con cautela se acerca al cofre, prueba a abrirlo pero una cerradura se lo impide. “Está cerrado y no puedo romperlo.” Informa a sus compañeros. “Prueba a lanzarlo hasta aquí y yo lo recojo.” Sugiere Quarion. “Es demasiado pesado para eso. Alguien va a tener que venir aquí a abrir la cerradura.” Concluye. El explorador suspira, sabe que es el único capacitado para eso, pero recela de alcanzar el otro lado del foso. El semi-elfo se acerca al borde y le tiende la mano.
Como temía, el elfo se queda un poco corto, aún así, logra alcanzar la mano de su compañero. Durante un momento, el peso del elfo desequilibra al guerrero que a punto está de caer, pero finalmente, se mantiene erguido y logra alzar a su aliado, quién pende sobre el foso.

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