Primera partida del grupo en "La Llamada de Cthulhu" y otras tantas formas perder cordura.
Antes que nada, BIENVENIDO
Jorge (esperamos verte más por aquí y quién sabe… igual conseguimos abducirte
para Tardes de Rol 0.o).
Rolespectadoras y rolespectadores traemos la primera
partida del grupo al espectacular juego de “La Llamada de Cthulhu” –edición primigenia-
. Todo ocurrirá en la localidad de Brexton (pueblo creado para la partida) y ubicado
en Sacramento, California.
Esta vez los
investigadores que se adentrarán en el caso serán Arno Luptio, un Biólogo Francés de recatados modales y algo obsesionado
con la pulcritud llegando a resultar molesto y sacar a más de uno de sus
casillas; interpretado, como no, por Valentí (siempre creas personajes
complicados de digerir. Háztelo mirar). El Detective John Manson, trasladado a la comisaria de Brexton por ciertos “altercados”
en su anterior puesto de trabajo. Un hombre que ha desarrollado una adicción a
la nicotina debido al alto estrés que acumula. Casado con su trabajo, no
descansará hasta resolver el caso. Interpretado por nuestro nuevo fichaje,
Jorge (quién nos ha sorprendido y cautivado por su implicación, nacido para
rolear). Por último, y no por ello menos loco que el resto, nuestro
investigador de campo Julius Randclive.
Un hombre movido por las ciencias ocultas y la arqueología, una bomba de
relojería para quién pretende sobrevivir a la cordura. Nuestro último
investigador estará interpretado por Vicent (una vez más te juntarás con
raritos… cuidado que todo se pega “¿Una pastita?”) y cerrando el cuarteto Ricky, como el Guardián (a ver si lo vamos jubilando que ya cansa y huele a viejo).
Todo comienza una
fría mañana del martes de 1927. Revisando la prensa, una noticia en los sucesos
acapara la atención. Un vecino de una localidad, en la que nunca pasa nada, ha
desaparecido sin dejar huellas y en extrañas circunstancias. A todo este
revuelo se añade la noticia de un periódico independiente de temática
paranormal; su redactor Luií Arth, conocido como El Profeta, asegura que hay
fuerzas alienígenas en todo esto, motivo por el cual nuestros investigadores se
ven arrastrados a tener que indagar en el caso y resolverlo.
Julius se deja caer por la comisaria de Brexton. Tras reunirse con el subinspector
Marques, acreditarse como investigador y exponer su curiosidad sobre el caso por
ciertos nexos con antiguos estudios, sobre ciertas civilizaciones ya extinguidas, consigue que lo acepten como asesor especialista. Trabajará como compañero del
detective John. Una vez leído el informe policial sobre el caso, visitarán el
bar que frecuentaba la víctima. Aquí conocerán al biólogo francés quién, a la
entrada de estos en el establecimiento, se encuentra preguntando al propietario
del bar por el desaparecido. Tras presentarse y exponer sus razones de
porqué están siguiendo el caso, Arno se
ofrece a ayudarles. Dicho esto se dividirán y Arno acompañará al detective a la
casa del desaparecido, mientras que Julius intentará localizar y visitar al
redactor del periódico local “La luz primigenia”.
No costará mucho
dar con la casa del director del periódico, ya que es bien conocido en la zona,
tras preguntar dará con él. El hombre se asoma por la mirilla de la puerta, dejando ver únicamente su ojo derecho, sin confiar mucho en el extraño que
llama a su puerta, intenta despacharlo para volver a su rutina. El investigador
Julius, quién parece tener mano tratando con gente excéntrica se gana poco a
poco la confianza del periodista. Finalmente este accede a hablar. Tras despasas
cinco cerrojos abre la puerta con la cadena de seguridad puesta, quiere
asegurarse de que el extraño que llama está solo. Finalmente Julius consigue
entrar en la casa para hablar con Luií. La casa está limpia, aunque
desordenada, cantidad de libros, periódicos y papeles se amontonan por todos
lados. El propietario separa dos sillas de la mesa y ofrece una al invitado,
acompañada de pastas caseras. Julius sonríe y prueba una de las pastas que le
ofrecen y acto seguido desenfunda la pregunta –“¿Cómo está tan seguro de que
han sido alienígenas los que se han llevado a su vecino?” – la pregunta coge
por sorpresa al redactor, quién nervioso y activando tics se rasca la barba, respira
profundamente y, mientras intenta controlar el espasmo del ojo, tamborilea en
la mesa con una repetición alternando uno y tres golpes. –“¿De qué otra
forma puede desaparecer sino una persona sin dejar rastro ni ser visto? Esto ha
de ser cosa de primigenios” – El arqueólogo no es la primera vez que escucha
aquel término, recuerda que fue hace tiempo, estudiando un hallazgo del sur de África,
que encontraron unas estatuillas y unos textos antiguos. Tras reponerse del
mazazo sonríe y continúa dialogando con Luií. Al redactor le incomoda la
presencia del investigador y cada vez es más reacio a soltar información, tras
unas horas hablando con él decide que lo mejor será marcharse para no acabar
loco también; en tan solo aquel rato había escuchado más historias de fuerzas
externas, entes incorpóreos y libros que vuelven loco a quién los lee, que en
toda su carrera de investigador. Se despide del director de La Luz primigenia no sin antes aceptar
otra pastita ofrecida .
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