Seguimos con la historia por donde la dejamos:
Unos gritos,
multitud corriendo, el caos se ha desatado y el miedo corre por las
calles, pero no para ellos, mientras unos pretenden escapar del
mercado, ellos toman la decisión contraria y van en busca del origen
de este ajetreo, que resulta ser un grupo de criaturas que al
principio resultaron desconocidas, pero finalmente se reveló que
eran kobolds.
La batalla comienza
bien, dos flechas de Élencor y caen un par. La magia de Cáralos le
sigue y otros tres desaparecen. Quarion se enfrenta a dos de ellos
espada en mano, mientras Álesmir derriba a uno de un contundente
golpe de escudo. Pero la suerte puede resultar esquiva y las tornas
cambian. Un golpe fallido y la espada del guerrero se encalla en el
carro, el señor de la guerra cae de bruces al dar un traspié en una
finta y el arquero y el mago se ven flanqueados, viéndose obligados
a tirar mano de las habilidades que corren por sus venas y que sus
razas han dominado por generaciones.
Finalmente, al ser
conscientes de que no están solos en la batalla, unen sus fuerzas
forjando una potente alianza y esta trae consigo la victoria. Pero no
nos confundamos, a pesar de haber trabajo en equipo, no parecen
llevarse bien, y es que no solo son desconocidos unos para los otros,
si no que pertenecen a razas que, aunque antaño estuvieron unidas y
por eso se muestran cierto respeto, no suelen congeniar. Además ¡Uno
es un semi-elfo!
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